viernes, 1 de mayo de 2020

Los efectos del coronavirus en la educación.

En este momento histórico, en el que el aprendizaje a distancia a través de medios digitales se utiliza para garantizar la continuidad educativa en la gran mayoría de los países, existen millones de niños que se están quedando atrás.
Hoy en el mundo hay aproximadamente 1.650 millones de estudiantes fuera de las aulas debido a la pandemia del coronavirus. La mitad de ellos, unos 826 millones, no tiene acceso a un ordenador y el 43% -706 millones- no tiene internet en el hogar, según estos datos del Instituto de Estadística de la Unesco y la Unión Internacional de Telecomunicaciones
La incidencia de esta brecha digital en la educación es obvia y tristemente mayor en países en vías de desarrollo. Por ejemplo, en África subsahariana los datos se disparan: el 89% de los alumnos no tiene acceso a ordenador y el 82% carece de acceso a internet.
Pero no hay que irse tan lejos: según Unicef, en España unos 100.000 hogares con niños no pueden conectarse a internet. Y teniendo solo en cuenta al grupo de hogares con niños con renta más baja -900 euros mensuales netos o menos- un 20% de ellos no dispone de ordenador y más de la mitad no tiene acceso a una tablet.
A lo que sí existe casi un acceso universal es a la televisión y al teléfono móvil en nuestro país, lo que puede permitir a los estudiantes acceder a la información, conectarse con sus maestros y entre ellos.
Javier Arbiol, experto en Microsoft Teams, ha estado al frente del despliegue de este licenciamiento en entornos educativos a nivel gubernamental en Aragón. En su opinión, el mayor reto que plantea la educación a distancia es “la conexión entre alumno y profesor”.
“Es muy complicado que los alumnos, sin tener una monitorización y un contacto físico con el profesor, tengan el mismo grado de compromiso; y, por otro lado, para los profesores también es difícil controlar el trabajo del alumno y más aún examinarle de sus conocimientos sin una vigilancia adecuada”.
Encuentra, eso sí, una ventaja a la época que vivimos: los niños son nativos digitales, han nacido con la tecnología, y están “encantados de usarla” y acostumbrados a hacerlo.


Qué se está haciendo para que la educación a distancia funcione a distancia.
Para solucionar los problemas a los que se enfrentan profesor y alumno, explica Arbiol, “se están habilitando todo tipo de plataformas educativas, donde niños y padres no solo pueden consultar información, sino que también pueden comunicarse en tiempo real con profesores y tutores”.
Teams, Zoom, Moodle y plataformas similares tienen funciones de comunicación, trabajo colaborativo, gestión documental o supervisión para que tanto docentes como estudiantes estén conectados.
Por otro lado también se están habilitando métodos de vigilancia mediante dispositivos de grabación, para que los alumnos desde sus propias casas puedan hacer exámenes sin riesgo a que hagan trampas, según informa Arbiol.
En cuanto a la brecha digital, asegura que aunque se ha avanzado mucho, todavía queda trabajo por hacer y que “por pequeña que sea debe atajarse desde el principio”. En este sentido, el experto en plataformas digitales cree que “es bueno que en los propios centros una de las competencias que los alumnos aprendan sea la de transformación digital”, ya que ven “cómo su entorno es cambiante casi a diario y cómo deben adaptarse a los cambios digitales”.
La evaluación de los alumnos.
La forma de evaluar a los alumnos es una incógnita al menos en España porque en Italia el gobierno va a dar un aprobado general a la mayoría de los alumnos . En España la idea de aprobado general, para todos los estudiantes, no parece la mejor medida, pues no es valorado el esfuerzo y la dedicación que padres y docentes realizado para reforzar los conocimientos que los alumnos habían aprendido e incluso el esfuerzo de los propios alumnos en estos tiempos.El Consejo Escolar del Estado, a través de la comisión permanente propone un documento con dos escenarios para la evaluación, dependiendo que si las clases se reanudan en algún momento antes del final de curso o bien se suspenden las clases hasta el siguiente curso. Si bien es evidente que las acciones y soluciones evaluativas han sido diversas en función de los niveles educativos. La propuesta con más controversia de todas parece ser que un aprobado en la tercera evaluación sirva para superar la primera y la segunda.La mayoría de las CCAA, se inclinan por evaluar lo reforzado, pero basándose en lo impartido en el periodo presencial y se plantean incorporar el curriculum de este trimestre al principio del próximo curso a modo de anclaje con lo dado en el curso anterior.
Se ha llegado a la conclusión de que la evaluación de las materias se hará por trabajos individuales, que se subirán a plataformas en tiempo límite como fecha de entrega. El examen tendrá menos peso, por ello se han cambiado las programaciones de las materias en lo referente a la evaluación y se ha informado a los alumnos de estás. Los exámenes, en los casos que se deban realizar, se harán por videoconferencia y en algunos casos con libros buscando no la memorización sino el pensamiento crítico. En algunas materias se optará por exámenes orales a través de videoconferencia, por pruebas on-line con preguntas tipo test y cortas y casos prácticos, pero con tiempo límite para evitar el copiado. 

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