La igualdad de género es para la UNESCO una prioridad mundial estrechamente ligada a los esfuerzos de la Organización para promocionar el derecho a la educación y lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Mediante el Marco de Acción Educación 2030, el ODS 4 tiene como finalidad "garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje a lo largo de la vida para todos" y el ODS 5 tiene como finalidad "lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas".
La Agenda mundial Educación 2030 reconoce que la igualdad de género requiere un enfoque que "garantice no sólo que las niñas y los niños, las mujeres y los hombres obtengan acceso a los distintos niveles de enseñanza y los cursen con éxito, sino que adquieran las mismas competencias en la educación y mediante ella".Existen, dependiendo del contexto, grandes desigualdades de género en el acceso, el logro del aprendizaje y la continuación de la educación, resultando ser las niñas, en general, las más desfavorecidas, aunque en algunas regiones los niños se encuentran en desventaja. A pesar de los logros alcanzados, existe un mayor número de niñas sin escolarizar que de niños - 16 millones de niñas nunca irá a la escuela (Instituto de Estadística de la UNESCO) - y las mujeres representan dos tercios de los 750 millones de adultos que carecen de conocimientos básicos de alfabetización.
Entre los numerosos obstáculos que impiden a las niñas y mujeres ejercer su derecho a estudiar, obtener un diploma y beneficiarse de la educación, se encuentran la pobreza, el aislamiento geográfico, la pertenencia a una minoría, la discapacidad, el matrimonio y el embarazo precoces, la violencia de género y las actitudes tradicionales relacionadas con el papel de las mujeres.
El cierre de las escuelas por el covic afectará mas a las niñas.
Del total de la población de estudiantes inscritos en la educación en todo el mundo, la UNESCO calcula que más del 89% está actualmente fuera de la escuela debido al cierre de la COVID-19. Este porcentaje representa a 1.54 millones de niñas, niños y jóvenes que están inscritos en la escuela o en la universidad, incluidas casi 743 millones de niñas.
Más de 111 millones de estas niñas viven en los países menos desarrollados del mundo, donde obtener una educación ya es una lucha. Se trata de contextos de pobreza extrema, vulnerabilidad económica y crisis, donde las disparidades de género en la educación son las más elevadas. Los cierres en Malí, Níger y Sudán del Sur — países con los niveles más bajos de escolarización y finalización de estudios en el caso de las niñas— han dejado sin clases a más de cuatro millones de niñas.
En el caso de las niñas que viven en campos de refugiados o que son desplazadas internamente, los cierres de las escuelas serán los más devastadores, porque ya se encuentran en condiciones desventajosas. Las niñas refugiadas que cursan el nivel secundario tienen solo la mitad de las probabilidades de acceder a la educación en comparación con sus pares varones.
Recién empezamos a comprender los efectos económicos de la COVID-19, pero se espera que sean masivos y devastadores, en particular para las mujeres y las niñas. En el Sur Global, donde hay medidas de protección social limitadas, las dificultades económicas ocasionadas por la crisis tendrán efecto de derrame a medida que las familias consideren los costos financieros y de oportunidad de educar a sus hijas.
Si bien muchas niñas seguirán adelante con su educación cuando se abran las puertas de la escuela, otras nunca volverán a la escuela. Las respuestas educativas deben priorizar las necesidades de las niñas adolescentes, a riesgo de retroceder 20 años en los avances en pos de la educación de las niñas.
Cómo debemos trabajarla en la escuela desde infantil a primaria
Trabajar la igualdad de género desde la escuela, especialmente con los niños y niñas de Educación Infantil y Primaria, puede ayudar a eliminar los estereotipos relacionados con el género y, por consiguiente, a prevenir situaciones de discriminación sexista en el futuro.La mayoría reconoce que en los centros se están haciendo esfuerzos por llevar a cabo estrategias y metodologías educativas que contribuyan a romper con los estereotipos sexistas establecidos, pero que aún queda camino por recorrer.
Modificar los contenidos sexistas en los materiales educativos, formar al profesorado en propuestas pedagógicas como la coeducación, así como realizar cambios físicos en los propios espacios de las escuelas que favorezcan la igualdad de género son algunas de las ideas que los entrevistados y articulistas de esta publicación sugieren para poder cambiar los estereotipos sexistas desde la primera infancia. También coinciden en que tanto los docentes como las familias deberían trabajar juntos para romper estereotipos y favorecer la igualdad de género tanto en la escuela como en la sociedad en general.
En Primaria y sobre todo en Educación Infantil el alumnado tiene una gran receptividad a la hora de aprender, por lo que constituyen las etapas idóneas para que los niños y niñas asimilen de pautas de conducta igualitarias.
Por tanto, los especialistas en el tema consideran que el papel del sistema educativo y los docentes, así como de la familia, es fundamental para la transmisión de valores de respeto, tolerancia e igualdad entre mujeres y hombres. La mayoría coinciden en que es necesario ayudar a los escolares a reflexionar y a ofrecerles estrategias que les permitan prevenir o erradicar de su entorno íntimo, personal y social la desigualdad y, por ende, la violencia de género.
En conclusión , pienso que la sociedad siempre nos ha clasificado tanto a hombres como mujeres y se ha pensado siempre que la mujer es la que realiza las tareas del hogar y la que cuida a los niños, pero desde hace unas décadas dejo en parte de ser así y las mujeres empezaron a incorporarse al mundo laborar y desde entonces todo ha cambiado al menos un poco, aunque siguen teniendo sueldos más bajos que los hombres y se les dan menos oportunidades de estudio y trabajo, y todo ello viene relacionado con los estereotipos y con lo que se espera de la sociedad.
Por ello, debemos educar en coeducación y en igualdad de oportunidades.
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